Proseguiremos de a poco sin condescender,
salpicando entre circunloquios de ternura violenta
descifrando la carne entre pliegues,
que poco se distinguen entre fatuos decibeles.
Solapa engañosa la de tu bribona mirada;
mejor así, no dejes cegarme ni un poco con tu blancura.
He decidido ahogarte,
y desde hace rato que así en mi lo he hecho
pero solo una cosa he sin querer conseguido,
ampararte aún bajo mi cálido y mullido lecho.
Cobardía tirana, vasalla princesa
que remueve tus entrañas de solida roca ?
No ves mas allá?, yo creo que si viste,
y aturdida tambaleando volviste
pero a mi de nuevo lo hiciste,
menos permeable o mas sensata.
Hechicera domada, oh, tan predecible...
te levantas y marchas tras sinuosos menesteres...
Te abofetearìa con Ira,
mas sos mujer y muy de esas,
que sangran, lloran y, que bien que disimulan
sin sentir en absoluto nada, las muy "ellas".
Ya estas carnes antes he escupido,
ya de estas carnes antes he cenado,
y de ti con tan solo un bocado,
me he atragantado, terriblemente lacerado.
Pero te quiero de veras y te tendré a mi lado
nadie sabe cuando necesitarà un escalpelo a la mano
Andrés Yarce Botero
miércoles, 7 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
!Que viva mi gran amigo Yarce!
Publicar un comentario