Ecos

Un hombre, a lo lejos entreveía un horizonte que por algún inhóspito motivo, le seducía y le guiaba sus pasos hacia su dirección variable, según la distancia desde donde se hable acerca de su naturaleza.
Pero aún más lejos, el horizonte, conversando con el ágil viento y ocasionalmente con el agua cuando por alguna razón caía sobre sus hombros llanos, le preguntaba cómo era su aspecto, dado que se encontraba impedido de verse a si mismo, por un lado desconocía la existencia de los espejos, aunque sí había visto algunos lagos que le despertaron su idea reflectiva. De todas formas se trataría de un espejo tan grande como imposibilitado de erigirse. Aunque también, desde otra perspectiva, con un reflector diminuto , podría observarse la totalidad de su extensión, igual desde su perspectiva estaba realmente impedido de su propia visión, que le generaba curiosidad.
"Tu aspecto es mágico, le contestó el viento mientras se deslizaba sobre la seda de sus alas, terrible y hermoso, y, por algo no se qué, en ciertos lados se te ve inalcanzable, y sin embargo mira, estoy conversando con tigo, siento hasta el álito de tu vos fina, y la calidez en tus palabras bellas, además, eres llano como rugoso, recto como quebrado, de noche eres muy extraño pero me gusta, es agradable a mi vista, y por el día soleado, gusto soñar tus manos entre las mías, caminando hacia, donde? no importa, sin ti no son mis motivaciones los sueños pendientes en la bruma del horizonte, ni mis actuares interesados, tampoco mis ilusiones de lejanas consecuencias."
Mejor vivir el presente, de lo contrario en donde me hallaría, atrás adelante? , se preguntaba ahora el horizonte que, no cesaba de reflexionar. Ahora por lo menos sé donde estoy y sé que estoy ! que antes perdido entre fantasmas y deseos infértiles ilusiones cegadas por un desprevenido devenir insospechado y menos aún atado a unos frutos rancios desde su interesada gestación.

No tardó mucho en darse cuenta el horizonte que su posibilidad estaba en la contemplación de su interior, que es el más real, verdadero y relevante, puesto que el externo habla acerca de un aspecto, el cual dependiendo de su aprobación es o no acojido de buen grado, solamente brindando satisfacciones vanidosas, que no traen bien al espíritu, le distrae y corrompe en caso de la relevancia que se le otorgue.

Los siguientes días antes de su paciente muerte indomable, el horizonte y el hombre, quien tampoco se entristeció por su muerte, puesto que, así como al llegar a un horizonte de inmediato se dibuja otro aún más lejano y grande, así podría suceder con la muerte inmediatamente ocurriendo algo más grande y tal vez mejor, entonces así transcurrieron muy alegremente, unos días miraban todo el día y la noche entera hacía el cielo, otros contemplaban las montañas a lo lejos, ahora hacia donde no tenían ansia de llegar con nuevas espectativas y sueños que se desvanecen a su arribo por ello molesto, necia molestia provocada a si mismo sin necesidad alguna.
Ahora escuchaban la música de las hojas al caer por el suave viento que pasa sedando su entorno con su tornasolada seda y su cabello de agua; también cantaban al compás del viento singlando algunas melodías, cuyo eco resuena justo ahora sobre mi mano balanceando una pluma con tinta color eco. Un eco que se escuchaba así: " un día, soñaba alcanzando un horizonte que , siempre soñé al tiempo que se desvaneció inmediatamente con mis ilusiones, cuando de nuevo otro más lejano se dibujó en la distancia inabordable. "


José Manuel