Regalé hace algunos días la estrella
Que de la constelación del guerrero robé
Ahora sé que quien la recibiera
En el momento no la merecía.
Pues ella en su pubertad mundana
Se dará solo cuenta que estaba, guardada
En su bolsillo una estrella
Que extinguida su rastro dejara.
Que ingenuidad tan tremenda
Creí que sería capaz,
De alimentar aquella azulada estrella,
Con su esencia plana y fugaz.
Habrá también de extinguirse
De mi corazón recien aturdido,
Aquel vago, evento "amarillo"
Carente de total y vital, sentido.
El miedo, dijo, la hizo olvidar
Que tenía un pedazo de cielo,
"Rigel" la estrella del “Clan Genji”
Que hurté de ese cazador guerrero.
Entre la comodidad senil,
Se marchitará
Bajo la sombra de aquel árbol viejo,
Este prontamente albergará
Mas inocentes capullos,
Perdidos, tras el destierro.
Andrés Yarce Botero
lunes, 20 de febrero de 2012
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1 comentario:
Very nice, Mr Andres....Very good my friend !
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