Otro cualquier final

Has acaparado todas las miradas, y te han visceralmente apuñalado, jodido, apabullado.

Las tierras del Zaque y el Zipa, de sublimes bellezas, despojadas; Grandes extensiones de verdes horizontes, brindaron a los bandidos del Opón jamas suficiente compostura. Hondonadas de frescos riachuelos, traslucidas aguas y escorrentias; Frugales delicias y dóciles gentes,!! impávidos impotentes !!: corred a Bochica implorar.
Subyugados fueron por apenas 166 barbados, de blancura intacta, Hijos del sol, que venían destrozados, macilentos, descompuestos y con un hambre desgarradora de mujeres, oro, canela y demás, muchísimas nuevas y abundantes mieles que del nuevo mundo emanaban.
El impetuoso clima en los valles formados por el rio de la Magdalena los había marchitado y su moral por debajo estaba. Presa fácil hubieran sido de una determinación indígena, la cual se hallaba confusa pues muy lejos de combatir se encontraba , mas bien, preparaban manjares para estos brillantes personajes. Estos indígenas de las montañas de Cundinamarca, estaban sumidos en sus artísticas maneras y habituales labores alfareras, corrían también la hermana sangre solo limitados por religiosidad, en sus frecuentes sacrificios en el esplendoroso templo de Iraca donde se cuidaban hasta los 12 años niños de otras tribus, cuidando que desde que nazcan, la tierra con sus plantas jamas tocasen, para preservar su pureza, luego serian degollados y con su sangre se pintarían baldosines por donde descalzo caminaría el amo y señor de Sugamuxi. Ese mismo que abogaba por la paz entre los reinos Chibchas y Muiscas.
Se dieron cuenta pues de su inferioridad muy pronto, la cual era solo técnica, pues en numero mandaban y era su hogar bien conocido. Optaron pues con un combate indirecto, con el lenguaje. Engañarían a estos bárbaros barbados que le hablaban de "cultura" a este "inculto" aborigen pueblo, enviándolos por riquezas hacia el reino Panche, donde habitaban los bravos enemigos de estos; Fieros guerreros con técnicas de guerra algo pesadas y crudas; Envenenaban sus armas con venenos de ranas, del temido crótalo, y de eses fecales. Fue así como uno tras otro de los ejércitos españoles y de demás lugares de Europa fueron derrotados al ser mandados hacia allá al llegar a la hermosa meseta donde antes quedaba la gran laguna que por el Tequendama huyò, hasta que desistieron de sus hombres perder y en paz dejaron este nuevo para ellos territorio, sin atreverse mas a Colonizar y dejando prosperar todas estas magnificas Culturas. Con el tiempo la cultura Panche fue creciendo y dominando todas las demas tribus y reinos indigenas y en todos estos fue dejando sus maneras antropofagicas, que tanto revuelo causaban hasta para la moral de unos pueblos nativos como los chibchas, hay del dia que vieron como su pobre Zipa era repartido de a trozos y devorado con delicia...

Andres Yarce Botero