Como si llegara el momento de bloquearnos en otros planos;
fundimos los capitales e intersectamos los fluidos. Amigos que se fueron a
vivir, aparean los libros en estantes y anaqueles, solo se pueden ver los laterales que indican un pasadizo a otro universo.
¡ ABURRIDOO!! Grita la voz que divaga en mí y yo sobre ella; Las nociones
de orden y espacio, la jerarquía que dan los años en las planicies más prontas
de la presunción.
Desconcertado al interior de los habitáculos que componen el
mundo que ha conformado mi amigo, un mundo de varias temperaturas y colores,
lugares que se alternan unos a otros pasando entre diferentes ambientes.
A mi lado una foto cargada de PSilocibina y unos colores
flotan allí en la imagen, se escurre el negro hacia abajo, es aquel el que
aleja la forma para que se aparte del plano y deje como remanente su sombra,
acaso no se han detenido horas en estado catatónico a observar los bordes de
los objetos? Es una cosa de locos. Esa foto, ayer me contó la historia: Una
mujer ebria lo invita a un bar que yo que sé, va detrás de esa fémina ignorando
donde se internaba, luego la foto y yo que sé, solo me llamó la atención esos
colores al rebotar de allí algo de luz hacia mis adentros.
Pensar en accidentes en la vía, algo de paranoide en cada
uno, y claro como no imaginarlos, se ha pensado claro alguna vez que el ser
querido no llegará pues se encuentra su cráneo atascado entre la suspensión de
ese tracto camión de sendas toneladas, o rebotar desde un vehículo de
equilibrio en dos ruedas y suavizar el pavimento con el contacto impecable y
caliente con la piel. Que costras las que se forman en los chiquillos cuando se
les resbala el mundo. Ya los niños casi no se parten las piernas ni la clavícula,
son todos unos metrosexuales desde chicos, se cuidan demasiado, hombre pero
como aprecian ese trajecillo de carne que será un abogado o ingeniero o alguna
fruslería parecida.
Pero sí que me distraigo, esta pose esta especial para
distraerme; tirado contra una pared mientras apoyo mi trasera en una alfombra
como si estuviera en un fumadero de opio londinense donde conocí a mi amigo
Sherlock o quizá en un fumadero de esos mismos pero en el lejano oeste, esos
chinos siempre llevaron sus jodidos fumaderos a todos lados, claro como iba uno
a montarse en un caballo y disparar todo el día por cualquier motivo sin unas
buenas caladas en la cabeza. Yo aquí tirado espero que haya algo para hacer, me
gusta este habitáculo, en el otro está una gata que al parecer no le caigo nada
bien, debe haberme ya espulgado por dentro y haber descubierto ese traqueteo en
mi alma que impacienta a la gente y a sus sombras varios metros alrededor. Como un ruido incomodo, muchos
detectan averías en los vehículos pues ya conocen bien su normal
funcionamiento, mientras descendía en estos días a velocidades relativistas por
las montañosas laderas de este lugar donde habito escuchaba un pitidito de lo más
extraño y solo esperaba el momento adecuado para saltar como en las películas de
mi bicicleta pues quizá estallaría esta. Todo ultimament me huele a C4, nunca lo he olido pero imagino que lo he olido y paff entonces cualquier cosa podría estallar en cualquier
segundo. Prefiero estar aquí sano y salvo, estallado contra esta pared o sumergido en esa foto.
Tengo la imaginación inquieta iré por mas chicha a la
nevera, vamos a ver si al fin resulto quedar ciego.
Andrés Yarce Botero
1 comentario:
Volga volga¡¡¡¡
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