Las yemas de los dedos
cuan emblemáticas son,
entre los cabellos de tu
increíble esencia.
Como se disipan entre ella
como se encrespa el
alma cuando vuelve al cuerpo
y deja sentada su sombra,
a la espera
entre vastos pajonales.
Cuando estas sola y, la
mirada rauda, yo, rozo
tus bellos ojos almendrados
que añoran siempre este pecho frío y paranoico.
La silueta encanta entre
tu infantil presencia, la
palabra y la forma tientan
de rodillas, clamando al expresar
inquietas.
Cocino entre tus pechos
un almíbar de Amaranto
la flor de tu silueta
engalana mi espacio alrededor.
Aprendí el llanto de
mirarte obsceno, aprendí a
quererte divagando entre mi crepuscular
cotidianidad.
Tierna maniquí Espartana
guerrera de los sueños in-nombrables
esos de los que aunque se intente
jamás se logran recordar,
de los que al fundirse en lo real,
confundieron su norte en tu mirada
hechicera.
Andrés Yarce Botero
sábado, 10 de diciembre de 2011
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1 comentario:
Tacto...
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