La idea del blog

La idea de este espacio ha surgido como una iniciativa de un grupo de amigos que ha girado siempre alrededor de la literatura y afines. Poco se espera de éste en un sentido vanidoso. Sólo se tiene por objeto tener un espacio de integración entre los amigos, para que se conserve por buen tiempo y se comparta como se ha hecho ya por otros medios, textos que cada uno siempre ha gustado de elaborar. Sin embargo dadas las nuevas y versátiles posibilidades de una herramienta como esta, no están de más las críticas y opiniones variadas.

Los Amigos

Los Amigos
Manuel, Yarce, Sebas ( El Poe ), Juan Esteban ( Divertido R.I.P) Juan José ( Juancho )

martes, 15 de marzo de 2011

Ha debido saber por qué lo hizo, quizá inclusive después de ya no poder evitarlo. Ha matado a alguien y en el momento preciso que le atravesaba la garganta de un puntazo con una filosa navaja que había comprado con anterioridad, (la verdad se la habían regalado, incluso cambiado por algo de sexo en un para nada cuestionable hotelucho del centro de su ciudad), tuvo plena conciencia de la actitud que venía asumiendo con anterioridad hace algunos días.

Eran los días más normales de su vida; algo por aquí, algo más por allá, se quitaba gustoso el sombrero y a diestra y siniestra saludaba a los peatones que con él se cruzaban.

- Buenos días señor Sebastián -
- Buenos días -
- Buenos días señor José -
- Buenos días como le va -
- Señorita como me le ha ido –

Y así se iba incluyendo en un sinfín de parodias y conversaciones elocuentes y similares a lo largo de sus días.

Cuando caminaba a lo largo del espacio que separaba la universidad donde, jugaba con sus amiguitos, de la estación del metro, saludaba amablemente un curioso personaje todos los días, este se había convertido en un engrane importantísimo de su vida, pues la manera como este lo saludaba significaba mucho para él; podía presagiar de esta manera como sería el día que se le venía por delante. Tanto fue la dependencia que se produjo hacia ese saludo de todos los días que un día que por cosas de la vida el señor no se hallaba en su habitual puesto de cigarrillos, chicles, chupetas y demás, tubo que fingir una enfermedad para devolverse a su casa, no podía por nada del mundo proseguir su continuo, acaso usted sería capaz?

El caso es que durante ese trayecto se permitía pensar para distraerse, también tarareaba melodías pegajosas que se le impregnaban quien sabe cómo.

Fue una noche, la recuerda muy bien, cuando se dio cuenta que necesitaba un arma. Estaba desamparado sin una y lo mas objetivo era procurársela con la mayor prontitud.

Luego sucedió lo que comencé contando, la consiguió en un trueque algo carnal y la llevaba en su bolsillo derecho todos los días; Procuraba mantenerla en una posición clave en el bolsillo para poder sacarla prontamente ante cualquier adversidad. La navaja tenía un botón que al accionarse disparaba un mecanismo que consistía en un resorte y en menos de 1 segundo exhibía un brillante y admirable filo. ¡Cómo andaba de contento! ¡Cómo se le veía feliz!

Pero, pasaron los días y nada sucedía, nadie se le abalanzaba, ni nadie lo encerraba para atracarlo. Acaso nadie se atrevía, acaso no existían mas ladrones en el mundo. Fue así como comenzó a buscarlos, alguien debía atracarlo, alguien debía tener el coraje para hacerlo, ¿por qué no le pasaba a él? A todo el mundo se le oía decir que lo atracaban pero a él no le sucedía ningún evento parecido. Cuando escuchaba que a Perano lo habían atracado en aquel lugar, se movilizaba en cuanto podía por esos lares con un fino reloj y ropa ostentosa buscando que el ladrón lo olfateara, pero nada. Muchas veces pasaba por excéntrico caminando a altas horas de la madrugada por sitios de dudosa reputación y la gente incluso se alejaba de el.

Aburrido continuó los días de su vida, pero algo ya en el no estaba en su lugar. Una mañana yendo a su oficio, no se dio cuenta cuando, por detrás un señor, ya entrado en años, se le acerco para pedirle la hora, Confundido pues pensaba en otras cosas, empuño su lubrido artefacto y lo deslizo por entre los pliegues rugosos de piel en la garganta de ese señor. Allí en ese justo instante fue cuando tomo conciencia, como dije, de la actitud en la que venía sumido últimamente

Andrés Yarce Botero

1 comentario:

poesiavaria dijo...

jajajajajaajaa eselent
jajajajjajajaajj oe mira te saludo a ver ke te dice mi saludo:ALEPH