Tembloroso, en linea recta,
desarticulado de voluntad.
Errabundo, zigzaguea
ajeno a su parecer
constreñido de pensamiento.
Se exaspera y retoza.
Se deforma entre franelas y su entorno convulsiona.
Las leves moderaciones del alma,
las confunde tras rafagazos, taquicardias.
Es el mismo vacío intestinal, que entre nerviosas sonrisas
escapa.
Las hebras de las muñecas, rodillas, hombros y piernas
se tensan mas que antes.
Sin tener tiempo para pensar
el títere se acurruca,
desinflado en agonía
no sabe si volverá a despertar
Andrés Yarce Botero
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario