- Observa las facciones de ese chico María, se transforman, muecas imparejas, paranoico insolente-.
Adentro su sistema explota, su corazón trabaja al doble para bombear toda la sangre que un ímpetu le propone. En la sienes un par de venas brotadas tratan de hacer resonar sus pulsaciones.

-Te he dicho que no mas expreso para el -

Algo parecido al "Speed", igual de incontrolable pero menos susceptible a esconderlo entre su madriguera.

- ¿Dormirá ese chico María? -

No, él lo ha olvidado, solo descansa cuando a ciertas horas del día su cuerpo propone imprudentes letargos, dicen que dormido se queda en cualquier lugar donde lo atormente ese sueño que no logra. Su ciclo circadiano navega en una frenética incertidumbre.

Plas, atraviesa ese denso fluido su garganta, pidiéndole al sistema que los nervios acentúen y que las pupilas atrapen más luz que antes al dilatarse. Ese caminar lo caracteriza, algunos dicen que lo hace igual a su padre, eso jamás lo ha comprendido.

- Allí viene otra vez María, estará perdido acaso? -
- Que desea esta vez joven?-

.... mmmm...

- Azúcar o endulzante?, son 1450 -

Allí va de nuevo, mira como empuña ese lápiz verde entre su mano, aquel que a cada rato extravía, pero sí que gusta con él pasearse antes de hacerlo.

Andrés Yarce Botero