Ella me espera todavía, lo se; Amarrada, juiciosa y quieta frente a los lugares por donde antes animosa circulaba. Nunca pensó que seria condenada a mantenerse estanca en el momento donde su vida era mas lubrida, acalorada y excitante. Ahora, recordaba velozmente lo que fue su vida desde el momento de su primer paseo hasta el ultimo que, por ahora, al menos, con su viejo amo haría; Fiel esperaba y de seguro, por conocidos que, impotentes ante su cautiverio, fue vista y denotada.
Juntos construimos teorías acerca del espacio y su distorsión si este se atraviesa en movimiento, juntos nos deslizamos por pavimentadas aceras y juntos atravesamos toscos hervideros de automoviles en los horarios mas dispares para ir al encuentro de, ya saben quien.

La mona encadenada, con el paso de el tiempo, que roía sus entrañas, conservaba la ilusión de un nuevo pedalazo inicial, que la pusiera a vibrar de nuevo, mientras yo, impotente, rodaba hacia mi interior confuso, sintiéndome ya solo.