Oye, vendeme un sanduche con veneno panadero,
con cicuta, ricina, sarín, o el almendrado cianuro hombre viejo
uno que entre las pieles tenga melancólicos recuerdos,
entreverado de los olores jóvenes de doncellas maltratadas por el destierro
Cargamelo con lo más mortífero que tengas de tu sebo
ese que desprende la inocencia tardía desde tu rostro,
la mirada tienes de jovenzuelo atolondrado
que desafía vanidosamente su ya raído paso por los años.
La energía vital que ya no tienes y, anhelas entre
el fango con el que alrededor tu estancas
a las más hermosas coloridas y desvergonzadas
plantulitas que, sin querer o queriendo, tú sin avergonzarte marcas
Dame tu consecuencia pronto, y que está sea la final
Clavame la mirada y hazme desconsolarme en risa,
Que sea yo por lo que has vivido en tu pobre vida
lo que buscas en ella para sentir, ya tarde, cuan joven es una delicada brisa
Panadero serías grande si quisieras
Arrebatame la vida y corona,
más tu esfuerzo aunque gracioso sería vano
debido a la naturaleza debil que a tí se acomoda.
Lo más bello es el precio de tu precaria inmensidad
pero el mio es más solemne y aguarda sin moverse al esperar,
Sabe el tigre hace muchisimo tiempo
que el cazador, siempre, hace menos ruido cuando está (en total) silencio.
Andrés Yarce Botero
