Con un pincel de silencio
Deshojó un fundido espejo de sesgados reflejos sin memoria
Se resquebrajó la nada en pequeños pedazos inmateriales
Un ser brotó fruto de aquella energía inintencionada
Su hálito emitió irremediablemente una vocal
Cuya sonoridad variaba de acuerdo a la distancia
Surgió así un abecedario
La comunicación desvió la atención hacia aparentes aclaraciones
Pues aún imperaba el silencio y no existía la interrelación
La luz y la oscuridad
Tan solo estaban escritas
Y solo una persona ejercía tal actividad
Lo mismo ocurría con la "diferencia" y la "pugna"
Todo lo habido eran apariencias y todas eran iguales
O la misma
No existía ni el blanco ni el negro ni alguna de las escalas de grises
El pincel tan solo podía reproducir un solo objeto incoloro
Y la persona que poseía el pincel
Inventó el abecedario y escribía acerca del blanco y del negro
Era una persona entre el ser y el no ser
Un día escribió acerca de una contradicción y nada de ello era admitido en sus pensamientos
Pues si no había si no algo
No podía haber dos nociones que se contradijeran entre si
El Número no existía
Todo era único e irrepetible
Pero un día
O una noche
No hay diferencia
Escribió acerca del Dos
Con la diferencia en que todos en su pensamiento le creyeron
Emergió la pugna
Se fundió el silencio por segunda vez
Y algo nuevo empezó a surgir
José Manuel
jueves, 15 de marzo de 2012
jueves, 1 de marzo de 2012
E.
(Este escrito no lo alcancé a entregar a una mujer de nombre, el mas bello..., dudo que ella lo lea, (era la ultima carta entre los dos), pues al parecer fue una ilusión en un ataque paranoidicoezquizofrenicomaniacodepresivobipolarpsicoticolunaticoautisticoembebido)
IV
.. y, cuando se dio cuenta de que estaba cerca, que había podido traspasar la barrera que el camino imponía, los contornos de las formas parecieron difuminarse, las siluetas se explayaron y los colores dejaron de parecerse a lo que representan.
Solo estaba ella allí, tendida. Su mirada rebotaba hacia mi con fraternal ternura, mientras, las arrugas de su cuello, al estar así doblado, llamaban mi atención .
Desperté sudando en una pieza fría. Encontré una gata que me asusto de momento pues ella también yo le aterraba. Me miraba penetrante y escudriñaba mi intestinal pasado. No recordaba de donde la había sacado y, al acercarme me miró para luego atorarse al vomitar; pareció arrojar algo que luego al acercarme pude saber lo que era: un oscuro y tibio punto final.
Andrés Yarce Botero
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