Recuerdo de la imagen mas grata,
me consuela por dentro
una ventisca, me arrebata
todo el sentimiento, ahora, ajeno.
Los prados habían sido desgastados
por el masticar constante, del ganado.
los tonos verdes se entrelazaban
para tratar de disimularse.
Nos paramos en un empinado risco
Para desde allí observar, a lo lejos
las montañas se escurrían, todas
como un gran manto desolado y grueso.
Una casa en lontananza
junto a un riachuelo se asomaba
ella, reía, a cada paso hermosa,
pues lo desconocido la apabullaba.
El sol la envolvía y doraba
mientras en su vanidad saltaba
al verse teñir morena
del canela que tersa su piel manaba.
- Donde irán a morir los caracoles -,
era la pregunta que se hacía
donde estarán las conchas que coloridas
protegen aún su cadáver.
-Preguntale a los cangrejos
Quizá ellos son los que saben
de merodear cuidadosamente encima,
de seguro se enteraron donde en el paisaje
van a morir mientras rozan,
los paciente caracoles,
sus vientres suaves contra las rocas
en su meditado corto viaje-
Andrés Yarce Botero
lunes, 30 de enero de 2012
miércoles, 18 de enero de 2012
Ahíto de placeres, dando tumbos
entre frenéticos aquelarres la encontré,
Una forma que entre las otras, parecía
recordarme entre su mirada, mi procedencia.
...Agítose el espejo de agua..
como ya lo dije una vez,
y, se revolvieron todos los aconteceres
en un rito enfermo y seco.
La mirada ya no es la misma,
se deprende de tus ojos
entre otras, una viscosa lágrima
con descuidado cínico temblor.
Es una lágrima resinosa
de un material cercano a lo humano
es algo parecido al plástico
que parece no mojarse bajo una tempestad.
Se aprende a discurrir entre el lenguaje y la gente
de a poco a poco tropezando,
en ocasiones quemandose uno el brazo
con el tabaco encendido del que quizá uno mismo inhaló
Andrés Yarce Botero
entre frenéticos aquelarres la encontré,
Una forma que entre las otras, parecía
recordarme entre su mirada, mi procedencia.
...Agítose el espejo de agua..
como ya lo dije una vez,
y, se revolvieron todos los aconteceres
en un rito enfermo y seco.
La mirada ya no es la misma,
se deprende de tus ojos
entre otras, una viscosa lágrima
con descuidado cínico temblor.
Es una lágrima resinosa
de un material cercano a lo humano
es algo parecido al plástico
que parece no mojarse bajo una tempestad.
Se aprende a discurrir entre el lenguaje y la gente
de a poco a poco tropezando,
en ocasiones quemandose uno el brazo
con el tabaco encendido del que quizá uno mismo inhaló
Andrés Yarce Botero
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